La otra escena

- Miguel Ángel Quemain | quemain@comunidad.unam.mx - Sunday, 26 Oct 2025 06:13 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Cincuenta años, circo y calacas en La Titería

 

Las historias que se tejen en torno al origen de un proyecto teatral tan sólido y riguroso como el de Marionetas de la esquina tienen en común la congruencia y la búsqueda absoluta, sin cortapisa y concesiones, de la libertad personal y artística. Esa vocación está sostenida en una historia de amor ininterrumpida que es también la de una familia de artistas brillante y comprometida con una manera de vivir que siempre apuesta a caminar sobre la cuerda de equilibrio de una vida que se ejerce fiel a sus designios estéticos de carácter permanente e inevitable.

Amor, libertad personal y estética, y fidelidad a lo propio, parecen elementos muy sencillos y frágiles. Y son lo que parecen, por eso el teatro es el mejor lugar y tiempo para cuidarlos a través de un ejercicio de memoria y creación que pone a la memoria en el ejercicio más rico de imprecisión, para que pueda moverse en un diapasón permanente de variaciones que, sin traicionar lo primordial, pongan su genealogía en movimiento.

Me refiero a El circo cincuentón que si bien nació en Neuquén, Argentina, como dicen que dijo su creador, Lucio Espíndola, se ha inaugurado permanentemente aquí a lo largo de cincuenta años, contra vientos y mareas de cambios sociales, culturales y políticos que han atravesado los miembros permanentes de esta compañía que siguen confiando en que los hilos conductores de su vida sean los de sus marionetas, todo un estilo y técnica de la confección y realización de este teatro de títeres.

Los elementos que componen El circo se han transformado para que el género florezca por encima de una trashumancia precaria, cargada de crueldad y de rasgos delincuenciales al interior de las propias tribus que maltrataban y explotaban a sus columnas de animales que iban desde los chimpancés, osos, leones, tigres, elefantes y todo aquel animal que a fuetazos aceptara realizar con amargura alguna gracia taquillera.

Hay que decir que El circo de Lourdes Pérez Gay y Lucio Espíndola siempre fue un humanitario y humanista circo de izquierda, que puso sobre la escena la diversidad de las libertades personales colocando a cada pieza con solemne respeto, para que tuviera lugar la alegría de la comedia, el humor crítico, pero también los ejercicios más primordiales que animan una de las formas más populares y espectaculares de lo escénico que son las habilidades corporales que van de la fuerza al equilibrio, la acrobacia, la música, la improvisación, el arte del clown y el del conductor, que es el del maestro de ceremonias que tiene en Amaranta Leyva, ahora directora y dramaturga de la compañía.

En estas fechas es muy importante recordar que Marionetas de la esquina es una institución, es una de nuestras grandes y sólidas embajadas de lo teatral (es decir que acoge y ha acogido generosamente proyectos de colegas para que no queden a la deriva), y su cartelera de actividades tiene un carácter estacional, como es el de estos días durante las festividades de muertos, que obligan al teatro a darle la cara a la muerte con espectáculos sobre los días de difuntos, fiesta obligada de quienes consideran al duelo como una quintaesencia de lo escénico.

Por eso, La chorcha de las calacas 2025 es un rito de paso en la escena de esta ciudad, porque se integra a un paisaje plástico, musical y literario. No es casualidad que las calacas hoy se enmarquen en un año que el gobierno ha dedicado a las mujeres y que estos teatreros acepten esa apuesta, mirando a las mujeres que consideran más emblemáticas en este 2025, todas igualadas por el espíritu del Mictlán: Paquita la del Barrio, Rosario Castellanos, Sor Juana, Carlota (la de Roheder y Del Paso), Leona Vicario y las adelitas, Silvia Pinal y Tongolele.

Es la onceava temporada y concluye este 2 de noviembre en el Altar vivo que ha diseñado Gabriel Pascal con la música también en vivo de Arturo Torres el Churro. Imperdible (Vicente Guerrero 7, Coyoacán).

 

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