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- José Rivera Guadarrama - Sunday, 26 Oct 2025 06:16 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
David Olère, un pintor sobreviviente

 

Uno de los episodios más ignominiosos de la historia, y que continúa horrorizando, es el de los campos de concentración en Auschwitz, en donde los nazis exterminaron a miles de personas. De esa barbarie logró sobrevivir el artista David Olère (1902-1985) y se propuso describir aquellos sucesos mediante la pintura desde una postura personal, vívida.

Este pintor y escultor judío-francés nació en Polonia; en marzo de 1943 fue deportado al campo de Auschwitz, en donde fue registrado con el número 106144, y asignado al llamado Sonderkommando, que fue un grupo especial de prisioneros judíos. Lo terrible es que ellos eran obligados a quemar los cuerpos de las personas torturadas y asesinadas en las cámaras de gas. Por lo tanto, fue testigo de la muerte de muchas de esas víctimas, lo que dejó una huella indeleble en su memoria.

Olère regresó a su casa en junio de 1945, agotado, demacrado, desnutrido. No podía comer y no era capaz de describir con palabras los horrores que había presenciado. Sin lograrlo, intentó contarle a su esposa lo que había visto en los crematorios de Auschwitz; sin embargo, ella pensó que había perdido la razón a consecuencia de su estado de salud. Ante esta imposibilidad verbal, Olère buscó la manera de evidenciar esa parte atroz de la historia humana y comenzó a pintar.

A través de las artes plásticas dedicó toda su vida posterior a revelar lo que había experimentado en Auschwitz. Al poco tiempo de haber terminado la guerra, realizó alrededor de setenta ilustraciones, que más adelante servirían de modelo para desarrollar cuadros al óleo de mayor tamaño.

Las obras de Olère muestran diferentes etapas de lo que vivió, como el desembarco de los prisioneros, la selección de personas para trabajar o las que se iban a las cámaras de gas, la cremación de los cadáveres. Todas esas imágenes no fueron realizadas a partir de modelos fotográficos o de videos, al contrario, fueron hechas de sus recuerdos, de lo que él vivió siendo prisionero y testigo. En el cuadro Sacerdote y rabino, describe cómo un agente de las SS arroja a mujeres a la fosa común cerca de un crematorio. Otra pintura es Llegada de un convoy, que describe un camión transportando cadáveres. Otro cuadro considerable es La inyección experimental, donde recrea al doctor Josef Mengele administrando una inyección a un prisionero, ante la mirada aterrorizada de otras personas esclavizadas.

Lo impactante de sus pinturas es que describe la atrocidad que el ser humano es capaz de ejercer sobre otros seres sintientes: personas maltratadas, cadáveres profanados, mujeres violentadas, desnudas, niños horrorizados presenciando esa barbarie junto a sus verdugos y sin poder hacer nada; es una lucha sobrecogedora de un artista que busca dar forma a las condiciones inhumanas que lo hicieron posible, quiere explicitar la brutalidad presenciada en primera persona.

Su hijo, Alexandre, describe cómo era la vida de David Olère pintando: “La sala de estar, como todas las otras habitaciones de la casa, también era un estudio y todas las paredes, hasta el techo, estaban cubiertas de diseños, bocetos y lienzos húmedos.” Además, a causa de las heridas de su padre sufridas en el campo, dice Alexandre, comenzó a perder la vista hacia el final de su vida, y cuanto menos veía, más grandes eran sus creaciones, mostrando a aquellos que no sobrevivieron, a veces como rostros fantasmales que observan las escenas representadas y otras, como los protagonistas del lienzo.

Las obras de David Olère nos podrían dar la capacidad de descubrir los mecanismos que incitan a los humanos a cometer tales atrocidades, mostrándonos a nosotros mismos para impedir que ocurran otra vez, despertando una conciencia crítica ante la violencia general, que no admita repetición.

 

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