Biblioteca Fantasma
- Evelina Gil - Monday, 20 Oct 2025 08:14
Muy raras veces editorial Alfaguara ha publicado colecciones de cuentos, y casi siempre de autores de gran fama. El de Gabriela Damián Miravete (México, 1979) es un caso de excepción. Pero más excepcional es el talento de esta autora sobre la que mucho hay que decir. Nos muestra, para empezar, que la fantasía, el horror y la ficción especulativa no tienen por qué estar reñidas con la conciencia social, y respecto a esta última no se ha restringido, como se ha dicho, a visibilizar la violencia de género, se advierte asimismo una franca pesadumbre por las condiciones ecológicas que cierta ideología se empeña en minimizar, así como dos virtudes que es imposible pasar por alto: la belleza y feminidad de su prosa vinculadas a una imaginación prodigiosa. Es la primera autora mexicana en obtener el Premio James Tiptree Jr., mismo que coronó la carrera de otra reina de la ciencia ficción, Ursula K. Leguin. El relato ganador es el que da título al libro: Soñarán en el jardín (Alfaguara, México, 2025).
Doce son los relatos contenidos aquí, redactados entre 2009 y 2020. Se advierte, en efecto, un meticuloso proceso de escritura, por no mencionar la investigación que debieron requerir en su mayoría. El que me viene primero a la mente, en este sentido, es “Huir del siglo”, donde se reproduce el modelo de los testimonios inquisitoriales, así como lenguaje y modismos de la época (siglo XVII). Se recurre, asimismo, a la narración coral, que se creía exclusiva de la novela, pero que Damián incorpora con fortuna a este formato. Las protagonistas son una monja que inventa un artilugio que recoge y reproduce sonidos (más de dos siglos antes de Tomás Alva Edison) y otra que siente celos por la supuesta relación de aquella con un sacerdote que la asiste en sus experimentos y la denuncia ante la Santa Inquisición. En “La nieve y los pájaros”, preciosa reescritura del clásico “Blanca Nieves y los siete enanos”, se apela también a una narrativa especular (nunca mejor dicho) donde los personajes del cuento original aportan una visión subjetiva de los hechos que todos conocemos y aquí se trastocan dramáticamente.
Al menos la mitad de estos relatos transcurren en situaciones límite que enuncian la inminencia de una catástrofe, ya por razones ambientales, ya por la inviabilidad de la predominancia de la raza humana, ya por un presagiado Apocalipsis. El fin del mundo parece ser una obsesión de la autora que, sin embargo, lo recrea de formas heterogéneas. En una de ellas, “Final de fiesta”, una joven atrapada en un tráfico producido por la repentina caída de las comunicaciones satelitales y electrónicas, se obsesiona con rescatar del caos a un gatito famélico que aguarda por ella en su apartamento y, a partir de esta necesidad, se desarrolla una trama tan formidable como conmovedora. Hay que señalar que tanto este como otros relatos alude a circunstancias y personajes bastante familiares para los lectores mexicanos. “Las mujeres ponen música a todo volumen y se van, echando relajo, a repartir y dar de comer a la Gente del tren que la Gente desprecia.” (“La visita”).
Espectros, apariciones, recuerdos recobrados, hologramas. El relato que da título al libro nos invita a explorar un precioso jardín por el que deambulan siluetas brillantes que representan a víctimas de feminicidio. Siluetas a las que es imposible abrazar pero tienen muchas historias que contar y convencen a sus escuchas de estar ante seres humanos, un poco como la IA. “Eran demasiadas. Y todas, a ojos de la gente decente, parecían tener la culpa de lo que les había pasado.” Y si bien sus nombres no fueron reconocidos ni por la prensa, sus imágenes de luz, además de nombres y apellidos, poseen caras, memorias y sonrisas que parecerían inexplicables. Soñarán en el jardín es un compendio de maravillas que no sólo activan nuestra intuición, compasión y apreciación poética, sino que invitan a mirar el mundo, por cruel que sea, con ojos inocentes y empático.