Biblioteca fantasma

- Evelina Gil - Sunday, 27 Jul 2025 21:37 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Miss Metralla

 

En 1978, Acapulco se brindó como sede del tradicional certamen Miss Universo. La triunfadora fue Margaret Gardiner, una jovencita de 18 años, representante de Sudáfrica, coronada por su antecesora, la trinitense Janelle Commissiong, primera Miss Universo de color. La mayoría de la gente no advirtió nada, los periódicos no lo comentaron, pero que una mujer negra coronara a la rubia representante de un país donde se apaleaba a ciudadanos de piel oscura, resultaba un tanto incómodo, por decir lo menos.

Vicente Alfonso (Torreón, 1977) se fijó en este evento que sucedió y creó una novela repleta de acción y aventura que no permite respiro, La noche de las reinas (Alfaguara, 2025). Lo comentado se recrea en la novela con un trasfondo de ficción donde Miss Sudáfrica, que aquí se llama Melinda Farmer, sufre una serie de incidentes, algunos provocados por mexicanos protestando por el apartheid. Hábilmente, Alfonso traslada la sede original a un lugar sumamente problemático para la época: Mazatlán, ciudad que él conoce y ama por haberla habitado durante la infancia. El responsable del caos reinante en aquella preciosa ciudad es el gobernador Román Higareda, que pasa más tiempo en su piscina que en su oficina. No tiene la menor idea (ni le importa) de cómo controlar los brotes de violencia, particularmente de la población civil inconforme con su métodos de des/gobernar. Todo cuanto hace es contrarrestar los “desórdenes” con más violencia. Se da el lujo de prestar su ciudad como sede del certamen de belleza más importante del mundo y su único interés es conocer a las misses, aunque esté casado con una danesa que alguna vez ostentó dicho título y formará parte del jurado. Por otra parte, un afamado autor llamado Jacinto Garay, autor de cincuenta libros, se encuentra en Mazatlán recabando material para escribir una serie de crónicas sobre Mazatlán, con la venia de Higareda. Lo que Garay no imagina es que su invitado ejerce cierto gesto detectivesco, en busca de personas afectadas por las actividades delictivas del propio gobernador, “terroristas”, entre ellos, una jovencita de nombre Irene, némesis del corrupto Higareda.

La novela comienza con Miss Sudáfrica en su habitación del hotel Camino Real, recibiendo un anónimo que alguien desliza debajo de su puerta, otro, donde la conminan a renunciar al concurso por respeto a las víctimas del apartheid. Melinda Farmer es una rubia representando a un país famoso por dos cosas: Mandela y el racismo. Es una chica inocente, consciente (pero no conscientizada) de que lo que sucede en su país es aberrante, pero no está dispuesta a renunciar a su sueño, aunque convencida de que no ganará. Higareda se obsesiona con Melinda al conocerla, aunque ella está inmersa en su rendimiento en el certamen y en la posibilidad de sufrir algún atentado, pues la gente se manifiesta en las calles contra ella. Alfonso mezcla todos estos ingredientes y desarrolla con maestría una intriga política y un golpe armado donde las misses se vuelven rehenes de los inconformes. Melinda se salva del embate pues se queda dormida y pierde el autobús que la conduciría al precioso teatro Ángela Peralta, sede del certamen. Llega por propio pie, aunque demasiado tarde, y se ve atrapada en la balacera. Será sustraída con violencia de la calle y pierde su banda en medio del jaleo, misma que será encontrada por Irene, hermosa rubia de ojos azules y, a simple vista, parecida a la sudafricana, por lo que se envuelve en la banda del conflictivo país y logra ingresar al teatro. Su propósito: asesinar al gobernador Higareda, su violador.

Vicente Alfonso crea una muy convincente ficción que mantiene en vilo al lector, incapaz de soltar La noche de las reinas hasta no conocer el desenlace. No deja de sorprendernos con personajes tremendamente atractivos, entre ellos el escritor Garay que se inspira en el inolvidable Ricardo Garibay, que Alfonso describe con innegable cariño, empezando por su voz tronante.

 

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