Egon Schiele: sexualidad y exhibicionismo en la pintura (bocetos para un autorretrato)

- - Sunday, 13 Jul 2025 08:18 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
El pintor, grabador y poeta austríaco Egon Schiele (1890-1918) es considerado el principal exponente del expresionismo vienés, que tuvo gran auge durante las primeras décadas del siglo XX. Discípulo del también célebre pintor Gustav Klimt, Schiele –no obstante su brevísima vida, que no alcanzó siquiera las tres décadas– produjo innumerables pinturas y dibujos que, en su momento, fueron tildados de pornográficos, lo que no sólo repercutió en incomprensión, sino también en la estigmatización de su obra y en días de cárcel. Schiele contribuyó a la pintura con perspectivas inusitadas de la anatomía del cuerpo humano, en las que son notables el exhibicionismo y la concepción del artista austríaco acerca de la sexualidad. A 135 años del nacimiento de este genial –y no necesariamente voluntario– provocador plástico, presentamos notas autobiográficas, apuntes de diarios, cartas y poemas que, en conjunto, esbozan un incomparable autorretrato.

 

En mí corre antigua sangre alemana y con frecuencia siento la naturaleza de mis ancestros. Bisnieto del concejal Friedrich Karl Schiele, primer alcalde de Bernburg en el Ducado de Anhalt, nací el 12 de junio de 1890 en Tulln, en el Danubio, de padre vienés y madre de Krumau. De los paisajes llanos con senderos primaverales y tormentas furiosas, absorbí las impresiones de la infancia que se perpetuaron en la imaginación. En aquellos primeros días era como si ya presintiera y oliera las flores prodigiosas, los jardines callados, los pájaros, en cuyos ojos luminosos me veía reflejado en tonos rosados. En ocasiones mis ojos se humedecían con la llegada del otoño. Cuando era primavera soñaba con la música universal de la vida, luego me regocijaba en el esplendor del verano y reía imaginando el blanco invierno en todo su fulgor. Hasta ese momento viví feliz, en una felicidad mutable, a veces serena, otras melancólica, después iniciaron los días del deber y de las escuelas sin vida: la escuela primaria en Tulln y el instituto en Klosterneuburg. Llegué a ciudades interminables que parecían muertas y me compadecí de mí mismo. En aquella época atestigüé la muerte de mi padre. Los vulgares profesores siempre fueron mis enemigos. Ellos –y otros– no me comprendieron. El sentimiento más elevado es el de la religión y el arte. La naturaleza es funcionalidad; pero Dios está ahí, y lo siento intensamente, muy intensamente. Creo que no existe el arte “moderno”; sólo hay un  arte, que no conoce interrupciones.

 

*

Soy todas las cosas al mismo tiempo, pero nunca haré todas las cosas en el mismo tiempo.

 

*

Existo para mí y para aquellos a quienes la inextinguible sed de libertad que tengo en mí les entrega todo, y existo también para todos, porque amo –también yo amo– a todos. Soy el más noble entre los espíritus nobles –y el que más corresponde entre los que corresponden. Soy un ser humano, amo la muerte y amo la vida.

 

*

Allá arriba, sobre la tierra que susurra rodeada de amplios bosques, un hombre camina lentamente, alto y pálido, dentro de un vapor azul, siempre olfateando los vientos blancos del bosque. Atraviesa la tierra que huele a bodega, y ríe y llora.

 

*

Yo, eterno niño, siempre seguía el paso de la gente impetuosa y decía que no quería estar en su lugar; hablaba y no hablaba, escuchaba y quería sentirlos fuerte o más intensamente, y verlos en su interior. Yo, eterno niño, sacrificaba a los otros, a aquellos que me producían compasión, a los que estaban muy distantes o no me veían como quien ve. Llevaba regalos, les enviaba miradas y un tembloroso aspecto resplandeciente, trazaba caminos superables –y no hablaba. Pronto algunos reconocieron el arte del escrutador y no preguntaron más. Yo, eterno niño, maldije enseguida el dinero y las risas, mientras tomaba el producto, desaprobándolo, el imperativo de masa, el trueque del cuerpo, el horóscopo del dinero.

 

*

Veía plata como níquel, níquel como oro y plata y níquel, y todo como números inconsistentes, sin valor para mí, de los cuales nada me importaba, aunque me burlé del dinero, deplorándolo. Porque resonaba en mí. ¿Por qué? Alguien dice: dinero es pan. Alguien dice: dinero es materia. Alguien dice: dinero es vida. ¿Quién dice que tú eres el dinero? ¿Producto? ¡Sería robar vivos y vitales! Los vivos, ¿dónde están? No es una ganga. Todos los estados ofrecen poca ayuda a los vivos. ¡Ser uno mismo! ¡Ser uno mismo!

 

*

Donde los exlibris inician, comienza lo vivo. Donde los “escolares”, los muertos vivientes. ¿Vida? Vida significa rociar la semilla, vida significa arrojar la semilla, dispersarla, ¿para? Tal vez para otros pobres, para eternos escolares. ¡Oh, los escolares eternos! ¡Oh, los eternos uniformados! ¡Oh, los estados eternos! Grande es el lamento para aquellos que son cuerpos vitales, el lamento del público, el del pueblo, el de la multitud, de los soldados, burócratas, maestros, inútiles, artesanos, clérigos, conformistas, nacionalistas, patriotas, contables, personas de categorías y predispuestas a las matemáticas. ¿La variación? Los que hacen y los que no hacen. Bluff es ya una acción en cuanto es un invento. Hablar en realidad no es una acción, como mucho una acción muerta. ¿Adónde vuelan las palabras?


Anárquico

Donde algo grande comenzó, el mundo único se convirtió en algo similar:

Dios estaba desprovisto de todo. Corrí allí, lo escuché, lo olí. Así eres Tú: oído, viento, boca; así es para Ti aquello que es la forma. Oh, Circe vociferante, abre las piernas. La tormenta se lamenta y grita. ¡Grita Tú, grita! Privado de todo, sin combatir, así acaricia el aire. Montañas erguidas, puertas directas a arbustos malignos.

 

Luz-anárquica

 

¡Prueba el rojo! Huele los vientos blancos arrulladores, observa el universo: mira el sol, las estrellas que resplandecen amarillas, hasta que te sientas satisfecho y debas cerrar los ojos. Mundos cerebrales te circundan de destellos en tus recovecos. Permite vibrar en ti los dedos internos, siente ese elemento que debes buscar cuando te tambaleas sediento, siéntate de inmediato, corre a acostarte, sueña acostado, mira soñando. Fiebres devoran el hambre y la sed y la mala voluntad, la sangre fluye y se conecta.

 

*

Mírame, Padre, Tú que estás aquí, abrázame, dame cercanía y lejanía, vacías y profusas, frenéticamente, mundo. Ahora extiende tus nobles huesos. Préstame orejas tiernas, hermosos ojos azul pálido, el del color del agua. Esto existió, Padre. Estoy ante Ti.

 

 

El retrato de la pálida muchacha silenciosa

Una polución de mi amor, sí. He amado cada una de las cosas. La muchacha apareció, descubrí su cara, su inconsciente, sus manos de obrera; amé todo de ella. Tenía que representarla, porque ella poseía esa mirada y estaba tan cerca de mí. Ahora se ha ido. En este momento consigo su cuerpo.

 

Cisne blanco

 

Sobre el lago del parque –oloroso a musgo, bordeado de negro– se desliza cadencioso, entre la espuma de colores del arco iris, el cisne solemne, plácido y armonioso.

 

Del diario de Neulengbach

Viena, 8 de mayo de 1912

 

¡24 días estuve en la cárcel! ¡Veinticuatro días o quinientos setenta y seis horas! ¡Una eternidad!

La investigación se ha desinflado miserablemente, pero sufrí como un perro, de la manera más indecible. Fui terriblemente castigado, y sin condena.

Durante la audiencia, uno de los papeles incautados –el que colgaba en mi dormitorio– fuequemado solemnemente con la llama de una vela por el juez en toga! ¡Auto de fe! ¡[Girolamo]Savonarola! ¡Inquisición! ¡Edad Media! Castración, triunfo de la hipocresía! Entonces vayan a los museos y despedacen las máximas obras de arte. Quien niega el sexo es un sucio y sucio de la manera más baja a los padres que lo trajeron al mundo.

De ahora en adelante, ¡cómo debe avergonzarse ante mí cualquiera que no haya sufrido como yo!

Dos cartas

Carta a Oskar Reichel

Viena, 20 de junio de 1911


Estimado Dr. O.R.:

Tarde o temprano nacerá una fe en mis pinturas, en mis escritos, en los conceptos que expreso con parsimonia pero de la forma más cargada. Quizá los cuadros que hasta ahora he pintado sólo sean preámbulos; no lo sé. Me insatisfacen si los reviso. Se equivocan todos los que piensan que pintar es mejor que nada. Pintar es una cualidad. Pienso en la combinación de los colores más cálidos, que se desvanecen, se disuelven, refractan, colocándose en relieve: densa tierra grumosa de Siena con verdes o grises, y al lado una estrella fría de azul glacial, blanca, blanquiazul. Me convertí en un experto e hice los cálculos rápidamente, miré cada porción y traté de deducir. El pintor también puede mirar. Pero ver es algo más. Establecer contacto con una imagen que nos concierne, es mucho.¿La voluntad de un artista?

E.S.

 

Carta a Arthur Roessler

19 de septiembre de 1912

 

Querido A.R.,

cada día estoy obligado a rumiar pensamientos sucios, que no trabajo en absoluto y no hago más que esperar. Desde marzo hasta ahora no he podido pintar y, sobre todo, no he logrado reflexionar como me gustaría. Y es posible que continúe así. ¿O existe alguien que puede resolver la situación por mí? No hay nadie, lo que significa que debo haber tocado el fondo de mi miseria hasta el punto de poder alegrarme de corazón. Cuanto más espero, más empeoran las cosas y se agravan. ¿Qué puedo hacer si no tengo cuadros? Sin embargo, creo que puedo pretender –basándome en todas las pruebas existentes– que alguien me pague el alquiler durante dos meses y el transporte de mis muebles. No digo que me deje caer en la desesperación si vendo mis objetos en Neulengbach y me largo. Pero tengo derecho a pedir ayuda. Por amor de Dios, no se trata de grandes sumas de dinero, y, gracias al Señor, todavía valgo algo más. Quien pueda preguntarme “¿qué harás mañana?”, le responderé que eso no existe. Y tampoco lo necesito, no como al principio, pero sigue siendo triste que ahora tenga que trabajar en una casa llena de muebles, alfombras e insectos; preferiría, con mucho, andar afuera. La primera persona en la que pienso es el Dr. Reichel, quien me podría adelantar 200 coronas. ¿Estarías dispuesto a dar la cara por mí? Piénsalo: seis meses sin poder trabajar. Lo que me ocurrió, el hecho de que gasté mucho dinero en vano, es cierto, y no voy a cambiar, porque si pienso detenidamente en qué gasté tanto dinero, está claro para cualquiera que tenga ojos para ver: correspondió a la promoción de mis obras, ni más ni menos, y sin embargo poco saqué de ello. Tal vez alguien se dé cuenta, o yo pueda explicárselo, en estos tiempos en los que no queda más remedio que escribir. Todo lo quiero sólo para el trabajo. Al fin y al cabo, para qué sirven todas estas palabras; si alguien estuviera en mi lugar, me haría preguntas y trataría de resolver la situación lo antes posible. Si no hay nadie, no mostraré más de mi trabajo. Dejemos que cobren los artistas o los que tienen corazón y se expresan libremente. El motivo por el que te escribo es obvio, sé que no me decepcionarás. Mañana, sobre las dos o tres de la tarde, iré a verte para hablar.

 

Tuyo,

 

Egon Schiele

Nota para Adele Harms. Últimas palabras escritas de Egon Schiele.

30 de octubre de 1918, once de la noche.

La guerra ha terminado... y debo irme. Mis cuadros tendrán que ser expuestos en todos los museos del mundo. Mis dibujos se repartirán entre tú y mis amigos. Y se podrán vender después de diez años.

 

Cinco poemas de Egon Schiele

[Los exploradores]

 

Serían exploradores
a quienes primero
la naturaleza se aproxima
y revela, para que
sea transmitida a sus contemporáneos.
Los artistas advierten fácilmente
la gran luz vibrante,
la energía,
el aliento de los seres vivos
el arribo y
la desaparición.

Asumen
la semejanza
de las plantas
con los animales
y de los animales
con el hombre,
y la semejanza del hombre
con Dios.

No son eruditos,
quienes por ambición
devoran libros;
son ellos mismos.
La religión es para ellos
un grado de percepción.

Jamás realizarán
señales exteriores,
ni irán
a las casas de oración
para escuchar,
nunca experimentarán allí
el recogimiento.
No; es afuera
en la violenta ventisca de otoño
o en lo alto de los acantilados
donde para ellos
están las preciadas flores,
donde pueden
intuir
a Dios.
El dolor ayuda
a vencer exterior
e interiormente; sin embargo, carcome
y aflige inquietante.
Son personas exquisitas
frutos de la madre tierra,
los más adorables.
Son fácilmente
excitables
y hablan su propio lengua.

 

[¿Qué es el genio?]

 

Pero, ¿qué es el genio?
Su lenguaje es el de los dioses
y aquí viven en el paraíso.
Este mundo es su paraíso.
Todo es canto
y es divino.
Para ellos todo trabajo resulta sencillo.
Las artes son esas flores
que recogen en los jardines,
viven en el aire,
en la existencia melódica
aunque íntimamente
ligados al mundo.
No conocen el esfuerzo.

Nada de lo que afirman
necesita indagarse,
lo dicen
y así debe ser, por exceso de talento.
Son descubridores.
Divinos, superdotados
poliédricos, omniscientes,
modestos seres vivos.
Su opuesto es el prosista,
el hombre ordinario.

Incluso desde niño son despreocupados
del futuro.
Comen y beben
y duermen, la misma
monotonía día tras día.
Aprenden
y estudian,
trabajan con el cuerpo
y con la mente hasta

la náusea.

 

[El holgazán y el campesino]

 

La ira, la codicia y la
ambición, ser adinerado,
se manifiesta
principalmente
con actos degradantes.
A lo largo de su existencia
viven holgazaneando
en el Estado y
nunca buscan
explorar la naturaleza,
silban operetas
fácilmente comprensibles
y para divertirse
leen novelas.

El campesino anda
continuamente con el arado
a lo largo del surco
desde la mañana hasta entrada la noche,
bebe y come y descansa
una hora, al mediodía.
Después continúa el trabajo
y por la tarde se sienta
embrutecido en la taberna.
Así día tras día
y siempre el sol atenúa sus rayos
y corre mucha agua.

Noche húmeda

 

Quería escuchar
la respiración fresca de la noche,
los árboles negros del temporal

‒digo: los árboles negros, de tormenta‒
luego los mosquitos, lamentándose,
los pasos hoscos de los campesinos,
las campanas resonando a los lejos.
Quería escuchar los árboles en oleajes
y ver un mundo sorprendente.
Los mosquitos cantaban como cables metálicos en un paisaje invernal,
pero el gran hombre negro rompió sus sonidos

de cuerda.

La ciudad erguida se alzaba ante mí, fría

en el agua.

 

Autorretrato

 

Un sueño perenne
colmado de un dulcísimo desbordamiento de vida
incesante, con temibles dolores dentro del alma.
Estalla, quema, se desarrolla en un combate:
espasmo del corazón.
Ponderaciones ‒locamente vivas de deseo excitado.
Insensato es el tormento de pensar,
impotente para expresar razonamientos.
¡Habla el lenguaje del creador y ofrece!
¡Demonios! ¡Rompan esta furia!
Su lenguaje ‒sus signos- su poder l

 

Traducción y versiones de Roberto Bernal.

 

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