Artes visuales

- Germaine Gómez Haro | germainegh@casalamm.com.mx - Sunday, 15 Jun 2025 09:21 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
María José Lavín: sueños de vida y deseo

 

La mujer ha sido el tema central y recurrente en la obra de María José Lavín (CDMX, 1957) a lo largo de toda su trayectoria. La mujer sólida asociada a la madre tierra y la fertilidad, la mujer exuberante que evoca el deseo, la mujer etérea que transita entre sueños por los rincones recónditos del alma y flota, liviana y desenfadada, por territorios oníricos inaprensibles, en un vaivén entre el erotismo y la muerte. Estas son las mujeres que María José Lavín reunió en una magnífica exposición que tuvo lugar en la Galería 526 del Seminario de Cultura Mexicana en 2022/23 bajo el sugerente título Sueños a la carta. Actualmente se presenta Las redes de los sueños de María José Lavín, una selección de la muestra anterior en la Casa Universitaria del Libro de la UNAM (CASUL) en el marco de El Aleph. Festival de Arte y Ciencia que tuvo como temática central las redes y la reflexión en torno a la paradójica desconexión que existe en nuestra actualidad, a pesar del desarrollo de la comunicación, tema que por igual se entreteje en las obras escultóricas de la artista.

Al entrar a la majestuosa casona porfiriana en la calle de Orizaba 24 (Roma Norte), el visitante se encuentra con un grupo de figuras femeninas rodeadas de almohadas suspendidas en el aire como si estuvieran en pleno vuelo. Al acercarse, es difícil captar cómo están hechas estas piezas que más bien parecen dibujos en el aire. Así lo explica la artista: “Parto de una estructura plana sobre la que voy dibujando con una pluma 3D, creando capas y capas de filamento que sale caliente y se va consolidando. Es como ir tejiendo en el aire. El azar cuenta bastante, pero aunque parecen dibujos libres, todos están trazados previamente.” A primera vista, sus voluptuosos cuerpos femeninos parecen tejidos con finos alambres, pero se trata de una técnica totalmente innovadora que consiste en ir dando la forma y el volumen con los filamentos superpuestos, en algunos casos creando una superficie cerrada, mientras que en otros da lugar a un entreverado de finísima factura. Los cuerpos que vemos flotando en el espacio remiten a las Venus yacentes de las grandes obras clásicas del arte universal, como la Olympia de Manet o la Venus de Urbino de Tiziano. La evocación a las Venus de todos los tiempos también ha sido una constante en el repertorio iconográfico de Lavín, que se caracteriza por su incursión en las más variadas técnicas y medios, como la cerámica, el barro, el bronce, el polvo de mármol con resinas, recinto machacado, la felpa, el corte láser en madera, papel hecho a mano e inclusive el uso de yeso y vendas.

Lavín ha llamado a estas figuras femeninas “bellas durmientes”, en alusión a la hermosa novela del japonés Yasunari Kawabata titulada La casa de las bellas durmientes, en la que el protagonista es un anciano que visita estas casas donde jovencitas narcotizadas yacen recostadas y pueden ser contempladas y deseadas más no tocadas, como objeto del deseo del voyeurista que disfruta sólo con verlas. Las mujeres flotantes de Lavín van acompañadas de almohadas realizadas en diferentes materiales siguiendo el concepto de plasmar la presencia y la ausencia como dos caras de la misma moneda, los sueños que forman parte de la vida y las pesadillas que en ocasiones se asocian a la muerte.

También integran la muestra otras figuras femeninas realizadas en madera recortada al láser con hoja de oro y la primera Venus de sus series, que es una figura casi abstracta en mármol blanco. La diversidad de materiales nos habla de la extensa gama de variaciones sobre un mismo tema que constituye la caleidoscópica obra escultórica de María José Lavín. Estas figuras flotantes formaron parte del conjunto de piezas que se mostró en el stand de Tereza Diaque en la pasada feria de ZsONAMACO que llamó poderosamente la atención entre el maremágnum de galerías y que, como la presente exposición, seguirán dando mucho de qué hablar.

 

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