Siri Hustvedt: pensamiento y escritura

- Mario Bravo - Sunday, 18 May 2025 08:58 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Recientemente, el 19 de febrero de 2025, la autora de 'Recuerdos del futuro, Vivir, pensar, mirar' y 'El verano sin hombres', entre otros títulos, arribó a las siete décadas de vida. Internacionalmente reconocida como una destacada ensayista y novelista, en 2019 su pluma la hizo merecedora del Premio Princesa de Asturias de las Letras. El siguiente es un breve perfil intelectual de esta notable escritora estadunidense.

 

I

Siri Hustvedt (Minnesota, 1955) es hija de una mujer noruega, Ester Vegan, y de un hombre nacido en Estados Unidos, el profesor universitario Lloyd Hustvedt. La descendiente de dicho matrimonio, desde su infancia, abrazó el hábito de la lectura, el cual se convertiría en huella, presagio y reflejo de su porvenir en la vida adulta. La literata así lo ha relatado en el libro Vivir, pensar, mirar: “fue mi madre quien me proporcionó los libros, uno tras otro, para aplacar un ansia cada vez mayor, que por momentos amenazaba con tornarse compulsiva. Ella había sido una gran lectora, así que la idea de la literatura provenía tanto de mi padre como de mi madre, y mi literatura,
es decir, los libros en inglés que leí a la edad de once, doce y trece años, la eligió mi madre. Leí bajo los auspicios de dos guías que me sirvieron de orientación, una paterna y más remota; la otra materna y más cercana”.

II

Esas migas de pan que ambos progenitores esparcieron en el camino, como si se tratara de señales para no extraviar los pasos, orientaron el devenir intelectual de Siri Hustvedt hacia el ámbito académico, en donde se licenció en Historia como estudiante del St. Olaf College; asimismo, en la Universidad de Columbia a finales de la década de los ochenta del siglo XX, obtuvo el grado de doctora en Literatura Inglesa al escribir una tesis sobre el autor de Grandes esperanzas y Oliver Twist, el célebre narrador Charles Dickens.

La también poeta ha encontrado el sitio y las circunstancias idóneas para construir un modelo de pensamiento en clave de recolección, es decir, acopiando ideas, conceptos, reflexiones y teorías hasta erigirse como una ávida lectora de literatura, filosofía, historia, neurología, psiquiatría, neurociencia, genética, embriología, así como de antropología, sociología y psicoanálisis.

III

De las intensas y habituales jaquecas que padece, la hoy septuagenaria narradora aprendió que es más útil, inmersa en esa desazón fisiológica, despojarse de una actitud bélica y asumir la calamidad con estoicismo, abandonando así la eterna lucha en contra de algo: “Soy una persona que sufre de migrañas. […] Los dolores de cabeza crónicos forman parte de mi destino y he adoptado ante ellos una postura de resignación filosófica. Soy consciente de que este enfoque es muy poco estadunidense. Nuestra cultura no alienta a nadie a aceptar la adversidad. Por el contrario, solemos declararle la guerra a cuanta desgracia nos aqueja, ya sean las drogas, el terrorismo o
el cáncer.”

IV

“Puede que el acto de escribir sea solitario, pero siempre es un intento de llegar a otra persona ‒a una sola persona‒, ya que también cada libro se lee en solitario. El autor no sabe para quién escribe. El rostro del lector es invisible. […] cada frase impresa en una página contiene el deseo de establecer una relación y la esperanza de ser comprendido”, reflexiona Siri Hustvedt y agrega, puntual, acerca del género literario por el cual más se le reconoce en el mundo de las letras: “Una novela es un camaleón, en ello radica su gloria como género. Puede convertirse en un monstruo enorme y torpe o en un duendecillo esbelto y veloz. Puede incorporar en ella todo o dejar fuera muchas cosas. Puede ser Tolstói y puede ser Beckett. No existen reglas para escribir novelas. Los que así lo creen son unos pedantes o mantienen una pose y, por eso, no merecen un minuto de nuestro tiempo.”

V

“Recordamos y nos contamos una historia a nosotros mismos, pero el significado de nuestros recuerdos se reconfigura con el paso del tiempo. Memoria e imaginación son inseparables. Recordar es siempre una forma de imaginar”, afirma la viuda del escritor Paul Auster en Vivir, pensar, mirar. Con respecto a tales temáticas, y en afán de fortalecer aún más el presente perfil intelectual dedicado a Siri Hustvedt, La Jornada Semanal comparte fragmentos de una charla inédita que, a fines de 2019, este reportero sostuvo con la escritora estadunidense, a propósito de su otrora nuevo libro: Recuerdos del futuro.

‒Leyendo la novela me da la impresión de que usted intenta reconstruir partes de su biografía.

‒En realidad este libro no se trata de una autobiografía, entonces los eventos no son reales de mi propia vida, pero mi existencia se refleja como un espejo en el libro porque, en 1978, me mudé a Nueva York y fui directamente a la escuela de postgrado, en vez de esperar un año como lo hizo Lucy, mi protagonista en Recuerdos del futuro. Tu punto, de manera abstracta, es totalmente cierto: no es que reescriba mi existencia en particular, sino que, mediante la distancia entre la narradora y la joven protagonista, reescribo material viejo, lo cual al personaje de SH [casi un alter ego de nuestra entrevistada dentro de la ya citada novela. Tales iniciales corresponden a una reconocida escritora, nacida en Minnesota y quien migró a Nueva York al igual que lo hizo Siri Hustvedt por fuera de la ficción] le posibilita avanzar más allá de una experiencia traumática.

VI

‒Esta novela podría contar la historia de cualquier mujer latinoamericana padeciendo violencias patriarcales, de menor o mayor intensidad. La historia de Lucy, en Recuerdos del futuro, es una historia universal.

‒En la cultura occidental hay jerarquías muy profundamente embebidas en todo el mundo. Tienes razón: soy ciudadana de Estados Unidos, y esta historia no la escribí desde el punto de vista latinoamericano, pero sí tiene resonancias profundas actualmente en México y en toda Latinoamérica. Es una novela feminista y en ella se expone una crítica a las diversas violencias que sufren las mujeres: desde varones condescendientes con el intelecto de la mujer hasta un hombre que lanza a una mujer contra la pared; sin embargo, aunque mi novela gira en torno a eso, también tiene mucho humor. La comedia es una fuerza subversiva genuina.

VII

‒Doctora, mujer blanca, habitante de un país del primer mundo… ingenuamente cualquiera pensaría que usted no padece violencias machistas, patriarcales.

‒En cada cultura se manifiestan diferentes formas de violencias contra las mujeres, pero mi propia cultura no está libre de ello… ¡para nada! La violencia simbólica y la violencia real están relacionadas: inferiorizar a las mujeres y considerarlas con menor autoridad que los hombres, eso fácilmente entra en el área de la crueldad. Uno
de los prob
lemas con el patriarcado es el siguiente: los hombres sienten que las mujeres y los niños les pertenecen, los miran como una extensión de ellos sin merecerles respeto. Si comprendes que la otra persona tiene una vida interior tan grande, tan compleja, tan desastrosa o tan interesante como la tuya, entonces ahí se generan formas de respeto: debe ser así. Por eso la literatura puede ser una forma importante del conocimiento.

VIII

‒En el siglo XX, Walter Benjamin recomendó cepillar la historia a contrapelo para que así emergieran faltantes o borramientos que la historia patriarcal y colonial oculta.

‒Es una metáfora bellísima. Recuerdos del futuro está dividido en dos mitades. En la primera, la protagonista apenas avanza un poco, cegada… y, después, ocurre un episodio impactante. Es una obra de ficción, claro, pues se tienen figuras mágicas como un deux ex machina [en latín significa “el dios (que baja) de la máquina”, lo cual es un recurso narrativo proveniente desde el teatro de la antigua Atenas, y es utilizado para rescatar al personaje en una historia o solucionar una problemática de manera poco “creíble”] que entra y salva la situación; pero la segunda parte es tal como lo dices: cepillar en el otro sentido… haciendo una revisión de la narrativa profundizada en todo su ser.

IX

‒¿Para usted qué papel desempeña la memoria tanto en la literatura como en la vida?

‒Nuestros recuerdos no son verdades documentales de lo ocurrido. En la investigación sobre el cerebro humano se sabe que cada vez que un recuerdo se trae a la memoria, tal suceso es objeto de un cambio. Freud tenía razón sobre esto: el presente da forma al ayer. Pienso, ¿por qué los animales tienen memoria? ¿No se trata de recordar el pasado objetivamente perfecto, sino más bien de ayudarnos a vivir y avanzar hacia el futuro? En mi libro se hace una revisión del pasado y eso es una manera de trascenderlo, y la imaginación allí tiene un rol importante.

‒Continuando con Freud, él teorizó que la represión es un mecanismo de defensa utilizado por la psique para ocultar los momentos más dolorosos que el sujeto ha vivido. En su novela, ¿qué tanto esquivó usted ciertos acontecimientos distantes?

‒La última parte del libro es una manera de salir del traumatismo. En 2002 tuve un accidente automovilístico; me recuperé bien, pero sí fue un accidente serio. Me sacaron del carro y me llevaron al hospital porque mi presión arterial bajaba, eso fue algo dramático. No se rompió mi cuello, sino solamente recibí golpes. Recordaba todo, excepto el momento del impacto. Cuatro noches después del accidente tenía flashbacks del momento y, posteriormente, desaparecieron. Utilicé esa experiencia para mi personaje, aunque de manera consciente nunca recordaré el accidente. Ese es el ejemplo más dramático del tipo de represión o amnesia que ocurre alrededor de un acto violento o de accidentes importantes.

X

‒Usted afirma que el futuro se construye evocando al pasado…

‒No se puede imaginar el mañana a menos que recuerdes el ayer. Quienes padecen demencia, Alzheimer o daño a partes del cerebro, no solamente tienen los recuerdos dañados, sino que tampoco pueden imaginar bien.

‒Usted no reivindica una mirada nostálgica, sino más una manera activa ante el ayer…

‒Sí, odio la nostalgia.

Versión PDF