Tomar la palabra
- Agustín Ramos - Sunday, 12 Jan 2025 08:05
Hoy hay un enunciado que abarca tres sinónimos. Apoderarse del subsuelo ‒litio y petróleo, ante todo‒, devastar nuestra tierra con transgénicos y clasificar como terrorismo al narcotráfico. Así se sintetiza la estrategia imperialista denominada “seguridad nacional”. Y, por descontado, en sus reflexiones propagandísticas, el sector de informadores/informantes de aquí y de allá fingirá ignorar esta sagrada familia de significados.
La democracia electoral sacó a relucir con creces lo grotesco y obsceno de quienes fueron árbitros de la cultura en sus varias acepciones, desde la pura piña aeronáutica a lo Sheridan y la grilla todóloga a lo Dresser, hasta el logo de las niñas bien, pasando por el periodismo mercantil, la academia corrupta y el arte smooth o light o pop o como diablos se le llame ahora. Toda esa derecha nativa hizo un ridículo peor que su mercancía de 2018 (Meade, “el candidato formidable”) y de 2024 (Xóchitl, la que “encarna al pueblo”).
Si ayer estos agentes doctorados en no dar paso sin huarache se decían liberales, hoy no logran borrar de su frente el tatuaje derechista. Pero ni así se cansan de hacer el ridículo. ¿Por qué no le bajan a sus ínfulas y a su insolencia sin bozal? ¿Acaso su autoengaño les impide reconocer la redondez de su fracaso? ¿O es que, a diferencia de la doblemente victoriosa mayoría, esta minoría miserable oculta un as bajo su manga? Sí. La victoria electoral local, firmada en 2018 y reafirmada en 2024, admirada y vista desde fuera con optimismo, no implica la derrota de la derecha ni de la masa apátrida, hipócrita e imbécil que cierra el círculo del vicio criminal: a más violencia de la delincuencia organizada mayor desestabilización y más justificada otra intervención extranjera.
La derecha ‒es decir los empresarios grandes, no todos nacionales, no todos trasnacionales, ninguno bien nacido‒ lleva más de 70 años 70 llevándonos al baile y poniendo a tocar el son de sus intereses a sicarios materiales y políticos, intelectuales y mediáticos. La actual moda rítmica consiste en considerar terrorismo al narcotráfico, pero delante de esa música de elevador y de tienda departamental solamente hay codicia.
La ambición de los lacayos aborígenes, como la de cualquier fauna nociva, es devorar bienes que no les pertenecen. La intención de los autores intelectuales, materiales, políticos y mediáticos de este remate programado e inconfeso no es retomar un poder que nunca han perdido sino seguir derrochando micrófonos e imágenes, nexos, letras e ideas, bótox y mclaren, lavados en casinos y amafiamiento inmobiliario. Como el gobierno ya no pela a Roger ni a Rolando, un vicario suyo, quizás alcoholizado, luego de la selfie con su auto canonizada élite cultural que con trabajos es une cour des miracles, mendiga apapachos.
No hace falta ser profeta para prever el aumento de la ya de por sí monstruosa violencia organizada y de la manipulación mediática sincronizada con fake news y/o con especialistas en temas de moda… Aumentará la extorsión de la sociedad civil anónima y crecerá el cretinismo parlamentario… Desde los pañales sucios del Año Nuevo, Trump devela su intención de desestabilizar a México por cualquier medio. Y ante esa amenaza no basta la fe de la mayoría ni un buen liderazgo; tampoco, menos, la unidad a toda costa… Naca o en cueros, embozada o emboscada, la derecha no merece lástima ni condescendencia…
Si no recuerdo mal fue en un prólogo a El sendero de los nidos de araña donde Italo Calvino lamentó la ingenua magnanimidad que el pueblo italiano concedió a los caídos en desgracia. Yo lamento haber perdido la cita textual, pese a haber marcado con triple doblez la esquina de la página en que la encontré y la subrayé.