La flor de la palabra

- Irma Pineda Santiago - Sunday, 08 Dec 2024 10:14 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
El Son del Sol

 

Vivir en una tierra que la mayor parte del año se mantiene arriba de los cuarenta grados centígrados de temperatura, significa bailar al ritmo que marca el sol. Las actividades cotidianas se definen por frases como “está bravo el sol”, “antes de que afile el sol”, “cuando baje el sol”, por mencionar algunas. No es de extrañar entonces que el sol también tenga un son, o varios sones, por lo que unos jóvenes originarios de Juchitán, Oaxaca, decidieron un día crear un grupo musical con este nombre: Son Gubidxa (el Son del Sol), que este año ofreció un concierto en Guanajuato como parte de las actividades del 52 Festival Internacional Cervantino.

Son Gubidxa está próximo a cumplir los treinta años, lo cual no es fácil en una región llena de artistas. Sin embargo, esta agrupación ha logrado adaptarse a los tiempos y ha mantenido su esencia, la fusión entre la música regional del Istmo de Tehuantepec con ritmos afrocaribeños, donde hace presencia la lengua zapoteca, además de incorporar a sus instrumentos “el tachillo”, un tresillo cubano que fue modificado para ajustarse a los sonidos que estos músicos deseaban compartir con el público. Ellos mismos cuentan que su inquietud por formar un grupo nace cuando, en su adolescencia, escuchaban a los músicos y cantantes de diversas regiones interpretar las canciones o sones istmeños. Así surgió el cuestionamiento: si otros cantan y tocan esta música ¿por qué nosotros no? si somos originarios de este lugar.

En 1995 Tacho Hernández (director del grupo y creador de “el tachillo”), Ray Villalobos (voz y bajo) y Jorge Villavicencio (voz y percusiones), crearon este grupo musical con la idea de difundir los sones istmeños aderezados con ritmos que la gente disfruta, canta y baila. Una de sus primeras presentaciones fue en el Festival de Música Tradicional Jarocha en Veracruz. A los tres músicos iniciales se han sumado Sandy Linares (bongó), Chemy Baltasar (timbales) y Andy Orozco (guitarra), cuya combinación de carácter y estilos en la interpretación han propiciado que Son Gubidxa se mantenga en el gusto del público por tantos años, con importante presencia en eventos culturales, festivales y foros de Oaxaca, tales como el Teatro Macedonio Alcalá y la Guelaguetza, así como de otros estados, destacando su presencia en el Museo Nacional de Antropología e Historia, además de ser invitados especiales en diversos programas de radio y televisión a nivel local y nacional.

Entre sus producciones discográficas son reconocidas De Son a Son... un homenaje y Son Gubidxa sica lu cine, donde han buscado enriquecer y difundir el gran acervo musical de la región del Istmo, además de ser activos promotores de las diversas manifestaciones culturales. En los días difíciles de la pandemia, sin remuneración alguna y con sus propios medios, Son Gubidxa organizó y promovió conciertos en línea, con la intención de que la población istmeña tuviera algunos momentos de esparcimiento en el encierro, con canciones en su propia lengua, el didxazá o zapoteco, y la música que le es cercana, los sones y las creaciones de grandes músicos istmeños, como Roy Luis, Pánfilo Antonio Toledo y Jesús Rasgado.

Con casi treinta años de aventura, siguen llevando su música a distintos espacios y conquistando nuevos públicos, con el firme compromiso, como ellos mismos señalan, de preservar y revitalizar la identidad musical zapoteca, además de “enriquecer nuestra herencia con influencias afrocaribeñas, composiciones propias y la innovación instrumental; ser depositarios del acervo de nuestra cultura musical, asegurando su continuidad y florecimiento, y de dignificar el quehacer de los músicos de nuestro pueblo”. Su permanencia en el panorama musical del Istmo nos habla de la importancia de la música para seguir sintiendo el sabor de la vida y para hacer más ligeros los días donde el sol azota con implacable furor, quizá exigiendo que le toquen un son.

 

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