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- José Rivera Guadarrama - Sunday, 08 Dec 2024 10:21 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Ana Mendieta y la reivindicación del cuerpo femenino

 

La producción artística de Ana Mendieta coexiste con la puesta en práctica de sus obras; la tensión vital que se percibe en sus piezas funciona como una clara reivindicación del cuerpo, llenas de desplazamientos mediante acciones performáticas, en donde el cuerpo es una obra en proceso y funciona, al mismo tiempo, como una herramienta para difuminar los bordes y límites de la identidad.

La práctica constante de hacer cosas con el cuerpo, de llevarlo al límite pero sin desvanecerlo del todo y experimentar con él como material artístico, es una de las propuestas identitarias que prevalece en las piezas de esta artista. Por desgracia se conservan pocas debido a que fueron construidas con material orgánico, con clara intención efímera.

Ana Mendieta nació en Cuba en 1948, a los doce años de edad tuvo que ir a vivir a Estados Unidos y ahí comenzó sus estudios de arte en la Universidad de Iowa; siendo estudiante comenzó a desarrollar sus primeras exposiciones individuales, sobre todo a partir de 1971.

Sin que se considere como un constante acto de autoflagelación, a lo largo de su obra la sangre será un elemento predominante en buena parte de sus piezas. Las más representativas son las creadas durante 1973, ente ellas Sweating Blood, People Looking at Blood, Moffitt, y Rape Scene, con una notoria secuencia expresiva en contra de la violencia de género.

Artista de clara tendencia feminista, de manera constante Ana Mendieta coloca al cuerpo femenino como elemento primordial, como dador de vida, dotado de capacidades lingüísticas y potencialidades orgánicas, sin ocultar sus convicciones y sosteniendo de manera constante que “mi arte proviene de la ira y el desplazamiento”, como declaró en una entrevista en 1983.

Durante aquellas décadas en Estados Unidos, Ana conoció y trabajó con artistas feministas, sobre todo con Nancy Spero, Mary Beth Edelson y Carolee Schneemann, fundadoras de la A.I.R Gallery, en Wooster Street, considerada como la primera galería de arte gestionada por mujeres artistas, creada en 1972, a la que Mendieta se sumó en 1979; también se unió al Grupo de Trabajo sobre Discriminación contra artistas minoritarios. En 1983 ganó el Premio Roma, que consistió en una beca de la Academia Estadunidense en Roma, por lo que durante algún tiempo residió en la capital italiana.

Buena parte de la comunidad artística coincide en que Mendieta creó una corriente de tipo earth-body art, sobre todo porque sus piezas eran esculturas hechas de cuerpo y tierra. Sin embargo, una de sus obras tiene mayor representación y fuerza; es más significativa ya que puso de relieve una escena real de violencia que le ocurrió a una alumna de la misma universidad en la que estudiaba. Es en esta obra en donde se percibe toda la carga creativa y llena de ira. Se trata de Rape Scene (Escena de violación).

Mendieta montó la pieza en su departamento, se cubrió de sangre y se sujetó a una mesa, con el objetivo de recrear los momentos angustiantes de aquel violento ataque sexual. Para que se pudieran ver, invitó al público a la ficticia escena del crimen, en la que ella permaneció recargada de pie y bocabajo sobre la mesa, mientras la sangre le escurría por el cuerpo y las piernas. El resultado fue una escena sin duda fuerte, debido al contexto real de aquellos años.

Por desgracia, la vida de Ana Mendieta también tuvo un desenlace violento que quedó sin esclarecerse del todo. Falleció muy tempranamente, a los treinta y seis años de edad, la madrugada del 8 de septiembre de 1985, en Nueva York, debido a una caída desde el piso 34, en donde compartía departamento con su esposo, el también artista Carl Andre. Los vecinos aseguraron haber escuchado discutir de manera violenta a esta pareja pero, después de las investigaciones, Andre fue juzgado y absuelto del cargo de asesinato.

 

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