Del amor al deseo y viceversa

- Porfirio Miguel Hernández Cabrera - Sunday, 01 Dec 2024 08:41 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
'Jirones del deseo', Rubén Fisher, CCH Vallejo-UNAM, México, 2024.

 

Jirones del deseo es el segundo poemario de Rubén Fisher. El breve volumen consta de versos, en su mayoría en prosa, que abordan las temáticas del amor y el deseo. En ellos el autor se deja llevar por la magia de las palabras que fluyen con el ritmo de las aguas cristalinas en un río de imágenes que dan como resultado una poesía clara y fresca. Su tratamiento sobre esos temas es meticuloso, describe en detalle el encuentro físico y subjetivo de los amantes mediante el desmenuzamiento de las sensaciones, los sentimientos y los pensamientos que despliegan los cuerpos en la comunión amorosa.

Jirones del deseo ofrece una poesía de retratos carnales y anímicos en que los cuerpos de los amantes se miran, se besan, se acarician, se abrazan y se poseen en la entrega amatoria. Así se expresa en el final de “Lamento”: “Mas cuando el día se hace nuevamente/ tu cuerpo se ofrenda a mis sentidos/ y la vida emerge en los goznes de esta carne/ palpitante, ¡ay!/ no hay hoy/ no hay mañana/ no hay tiempo/ sólo el éxtasis agónico/ en que tu ser y mi ser se complementan/ se desgarran en impetuosos deseos/ se enturbian sin recato/ para gozar en el delirio exuberante/ de este encuentro fortuito/ en que se abre la vida/ en una infinita red de sensaciones.”

El autor nos brinda poemas sobre todas las facetas de la experiencia amorosa, que van desde el encuentro hasta el enamoramiento. Sin embargo, también traduce las experiencias de desamor del yo lírico abandonado y la anhelante presencia de la persona amada en la eventual separación de los amantes. De este modo, rescata de entre las llamas no sólo el deseo consumado, sino también el deseo que se frustra, que se añora y que se conforma con la evocación del cuerpo del ser amado para exorcizar la nostalgia y el dolor por su ausencia motivada, incluso, por la muerte.

A lo largo del poemario, el yo poético se asume plenamente como un ser amoroso y deseante. Esta necesidad de la realización del amor y del deseo para sentirse vivo es muy patente en “Desatino”: “¿Qué hago con mi amor?/ ¿A dónde lo llevo?/ ¿A quién se lo doy?/ ¿Qué hago con las brasas/ de éste, mi cuerpo?/ ¿A dónde las llevo?/ ¿A quién se las doy?/ ¿Qué hago conmigo?/ ¿A dónde me llevo?/ ¿Y a quién me doy?”

Asimismo, trasluce las preocupaciones existenciales de cualquier ser sensible, para las que la escritura es una forma de seguir enfrentando una realidad “grosera”, “anodina”, pero también una manera de autoconocimiento, de explorarse a sí mismo e intentar seguir sabiendo quién es.

El erotismo en muchos de estos poemas se despliega de un modo tanto sutil como efectivo. En algunos se percibe un ligero matiz homoerótico en que el yo lírico se asume como “un hombre ardiente” en busca del amor y de placeres para realizar su deseo sin las culpas ni los castigos y remordimientos habituales de los seres comunes; basten estos versos de “Ensoñación” como ejemplo: “Sueño con tu sexo/ con poseer la piedra angular/ de tu deseo/ ese que siempre me arrincona/ y me pierde/ en dolorosas y dulces embestidas/ trastornando mis miedos/ y extraviando mi recato/ y cediendo a la voluntad/ de este pecado/ en que tu cuerpo y el mío/ danzan sigilosos.”

No obstante, la buena poesía no está dirigida a ningún tipo de sujeto deseante y deseado; por eso, estos poemas son susceptibles de llegar a todo tipo de persona lectora, independientemente de su orientación sexual y de su identidad sexo-genérica, sólo basta gustar de la poesía y reconocerse en las experiencias de amor, deseo y desamor que pueblan tan vívidamente las páginas de este libro.

Jirones del deseo es un poemario muy disfrutable que se detiene en la exploración detallada de la experiencia amorosa y del goce erótico de los sujetos deseantes y deseados, cualidad muy valiosa que nos reinstala en nuestra capacidad humana de amar y de sentir, sobre todo en una época en que la accesibilidad de las relaciones sexuales ha reducido los encuentros corporales a meros intercambios orgásmicos.

 

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