La mosca y el cañón

- Luis Tovar | @luistovars - Sunday, 14 Aug 2022 03:54 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Cinexcusas

 

a Francisco Torres Córdova

Anda por ahí un sujeto, que gusta de ser llamado Koko Stambuck, de quien una breve indagación arrojó lo siguiente: su verdadero nombre es Cristián Daniel Stambuck Sandoval; de origen croata, nació hace cuarenta y cinco años en Chile; ha trabajado como cantante, compositor y productor, esto último al principio sólo musical y más adelante también audiovisual; dependiente profesional de la exposición mediática, hizo de su relación sentimental con la también farandulera Maite Perroni algo público, más aún cuando dicho vínculo se disolvió de modo desapacible.

No se habla aquí de él por un súbito cambio de vocación temática de este espacio, sino porque el sujeto en cuestión resulta ser, asimismo, guionista, productor y director cinematográfico. Se encontró información imprecisa acerca de un trío de filmes en los que habría participado, así como certidumbre sobre su responsabilidad en otros dos, uno de los cuales –el más reciente– fue el detonante de la curiosidad por saber quién es y de dónde salió el referido Koko.

Todo mal… o peor

El par de películas son las partes uno y dos de algo que titularon Doblemente embarazada; la primera fue estrenada en 2019 y la segunda hace apenas unos días. En este punto se impone una doble confesión: de la parte 1 este ponepuntos no conoce sino la sinopsis y, habiendo visto la parte 2, se declara firmemente resuelto a no ver aquel antecedente, por una causa plausible: si es verdad que la experiencia acumulada mejora el desempeño, y tomando en cuenta el nivel menos que ínfimo de la parte 2, la parte 1 debe ser definitiva y exasperantemente intolerable, al menos en la misma medida que su secuela.

Ni siquiera la más buena de las voluntades, esa benevolencia en la cual Mediomundo cree con firmeza y gusta poner en práctica cuando alega despropósitos del tipo “hasta la peor película tiene algo rescatable”, hace posible localizar un solo elemento virtuoso a lo largo de los eternos noventa y nueve minutos que dura Doblemente embarazada 2. El argumento –demasiada palabra, pero de algún modo hay que llamar a esto– parecería surgido de la imaginación anémica del último de los argumentistas “cómicos” de Televisa o TV Azteca, de tan ramplona y lugarcomunesca: dos individuos que se han prometido no tener pareja sentimental comparten la paternidad de dos niñas, “descubren” que dichas menores requieren una figura materna, para lo cual resuelven poner a competir, sin que las involucradas lo sepan al principio, a sus respectivos prospectos amorosos para ver cuál de las dos es la “elegida”. Para eso se van de viaje a Acapulco y es ahí donde se desarrolla una trama que no es sino una muy anticlimática serie de gags y situaciones de comicidad más que fallida, ninguna de las cuales alcanza siquiera un milímetro de simpatía.

La cosa se agrava a causa de las numerosas deficiencias y excesos histriónicos de un elenco que jamás deja de exhibir sus miserias profesionales y hace no dudar, sino estar convencido por completo de la redonda impericia del tal Koko para dirigir nada ni a nadie. Agréguese que dicho elenco es manifestación clamorosa, quién sabe si consciente, de esa idea clasirracista según la cual las personas de piel blanca y ojos claros siempre son más y mejores en lo que sea, que todo aquel moreno y ojos oscuros. Súmense, en fin, pifias horrendas como el estilo fílmico –otra vez demasiada palabra, pero bueno–, impedido para entender el valor del silencio, por lo cual no deja ni un minuto sin música de fondo, o para intuir los riesgos de la estridencia visual y el recargamiento “estético”. Y mejor pare usted de contar.

Diría el estimado Francisco, a quien estas líneas van dedicadas, que no vale la pena matar moscas a cañonazos. No le falta razón, pero la enorme disponibilidad y promoción con que cuentan miasmas como éste, mueven a pensar que de alguna manera hay que contrarrestar tanta hedentina cinematográfica, y qué mejor si es de manera contundente.

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