Artes visuales

- Germaine Gómez Haro | germainegh@casalamm.com.mx - Sunday, 31 Jul 2022 07:49 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
¿El arte puede sanar? Dos propuestas en Nueva York (I de II)

 

Los tiempos aciagos que estamos viviendo han impulsado al arte a jugar un papel relevante en la búsqueda de herramientas para la sanación física y espiritual del ser humano y de nuestro violentado planeta. “Ha llegado el momento en que los artistas se pongan manos a la obra. No hay tiempo para la desesperación, ni para la autocompasión, ni para la necesidad de silencio, ni hay espacio para el miedo. Hablemos, escribamos, generemos diálogo. Así es como se sanan las civilizaciones”, escribe la ganadora del Premio Nobel de Literatura 1993, Toni Morrison. Tres de los más importantes museos de Nueva York presentan actualmente exhibiciones de dos creadores de origen latino, cuyo trabajo se ha desarrollado en torno al tema de la sanación a través del arte. Se trata de dos artistas de diferentes generaciones, cuyas propuestas han dado mucho de que hablar: Guadalupe Maravilla (El Salvador, 1976) en exhibición en el Museo de Brooklyn y en el Museo de Arte Moderno (MoMA) y Cecilia Vicuña (Chile, 1948) con una gran retrospectiva en el Museo Guggenheim.

Maravilla: Tierra blanca joven, en el Brooklyn, surge de la historia personal del artista: la migración, la enfermedad, el trauma y la sanación. El título hace referencia al volcán del mismo nombre (hoy Lago Ilopango), cuya erupción en el siglo V dC obligó a la población maya a abandonar su terruño. Siglos más tarde, los mayas de la región han seguido migrando, orillados por los repetidos estallidos de violencia durante la Guerra civil. La migración es un tema central en el arte de Maravilla. En la década de 1980, con ocho años de edad, huye de la Guerra civil y viaja solo por tierra hasta México, para cruzar al otro lado como indocumentado. Se instala con miembros de su familia en Nueva York y años más tarde se gradúa en Bellas Artes en el Hunter College. En 2012 es diagnosticado con cáncer en etapa tres y sometido a un terrible tratamiento. De manera paralela, investiga la medicina tradicional indígena y recurre a la sonoterapia, práctica ancestral que utiliza las vibraciones producidas por las frecuencias de los gongs para liberar las toxinas y el estrés, y expulsar la enfermedad. Es entonces cuando comienza a desarrollar un cuerpo de obra que entrevera la producción estética con el proceso de sanación a través de esculturas a las que llama Lanzadores de enfermedades, realizadas con una espesa amalgama de algodón y pegamento a las que adhiere el gong, materiales orgánicos y toda suerte de objetos simbólicos y curativos provenientes de la cultura mesoamericana, de las tradiciones salvadoreñas y de sus experiencias personales. En su estudio, el artista organiza sesiones terapéuticas en las que los participantes se acuestan sobre estas piezas para recibir las frecuencias sonoras. En conversación con el creador de la muestra, expresa: “Un Lanzador de enfermedades es un instrumento de curación. El primero lo hice en 2018. Quería que fuera un protector y sanador, una máquina de sanar. Quería un nombre que fuera feroz, algo amenazante, pero que también sugiriera un protector, algo de nuestro lado.” Así pues, a decir del autor, estas piezas son a la vez una escultura de calidad estética, un santuario, un tocado y un instrumento acústico. Sus pinturas en pequeño formato realizadas en colaboración con el conocido retablero mexicano Daniel Vilchis, a manera de exvotos y enmarcadas por su característico enjambre de algodón y pegamento, relatan episodios de su vida mezclados con la mitología popular. Guadalupe Maravilla: luz y fuerza en el MoMA es una muestra más íntima en la que presenta “una práctica multidisciplinaria que aborda el trauma, el contagio, la rehabilitación y el renacimiento”.

A través de sus obras artísticas, Guadalupe Maravilla ha dedicado su práctica a la sanación de enfermos de cáncer, en especial entre las comunidades de indocumentados. (Continuará…)

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