Los arrecifes de coral: vida y color

- Anitzel Díaz - Sunday, 10 Oct 2021 09:03 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
El arte y la ciencia se unen para generar conciencia sobre la devastación de la vida marina en nuestro planeta debido al calentamiento global. Los arrecifes de coral, ecosistemas de alta sofisticación y enorme utilidad para la preservación del equilibrio en los mares, son una de las víctimas más lamentables.

 

Durante millones de años los arrecifes de coral han estado en la Tierra, habitantes de los océanos, museos vivientes, huellas permanentes que a pesar de la evolución no han desaparecido, casi; pero todavía no.

Patrimonio mundial de la humanidad, existen en el mundo veintinueve arrecifes protegidos. Aun así, el deterioro que han sufrido está a punto de ser irreversible. “Si no se toman medidas mayores ahora, el planeta podría perder sus arrecifes de coral vivos y con ellos una gran cantidad de especies marinas del mundo para 2050”, asegura Gabriel Grimsditch, de la división de ecosistemas marinos del Programa de la ONU para el Medio Ambiente.

Universo de colores formas y texturas que reproducen lo que en matemáticas se conoce como geometría hiperbólica; torbellino de seres vivos, los corales albergan una cuarta parte de las especies marinas del mundo; proporcionan alimento e ingresos a 500 millones de habitantes costeros y protegen las costas de las inundaciones y la erosión de las playas. Sirven como barrera, absorbiendo hasta el noventa y siete por ciento de la energía de las olas. Hoy se ha perdido al menos una quinta parte de estos increíbles sistemas de vida.

El paleontólogo estadunidense George Stanley afirma que “un arrecife coralino es un museo de la obsolescencia. Como si en una ciudad como Nueva York todavía anduvieran coches con caballo, el tranvía, los buses viejos”.

Una de las más desgarradoras consecuencias del calentamiento global, un eslabón en una cadena devastadora, es que “los arrecifes de coral están hirviendo vivos”, alerta Gabriel Grimsditch.

Un coral enfermo se va haciendo blanco; si la enfermedad persiste, el arrecife muere. En la teoría del color, el blanco es la presencia de todos los colores. Cuando se refleja casi toda la luz, lo que ves es blanco. Un coral blanco está muerto.

Una instalación de tres y medio metros de largo donde se utilizaron más de mil metros de estambre blanco es parte del proyecto Crochet Coral Reef, que se exhibió en México hasta el pasado 9 de octubre, en el puesto de revistas del colectivo mexicano RRD. La instalación es un espejo mimético de lo que es un coral blanco. El arte y la ciencia se unen una vez más para hacer eco del mundo en el que habitamos.

Las gemelas australianas, Margaret y Christine Wertheim, científica y artista respectivamente, han estado trabajando desde 2005 en un proyecto conjunto, tejiendo (con crochet) un arrecife de coral. Uno de los proyectos colaborativos más grandes del mundo, donde cada vez más personas se han unido.

“Tres continentes unidos, con raíces en matemáticas, biología marina, artesanías femeninas y activismo medioambiental. Es como ir imitando un paralelo a la evolución de la vida en la tierra”, afirma Margaret Wertheim en una plática en Ted. “¿Por qué tejidos? Por el tipo de estructura. Los corales, algas marinas, esponjas, nudibranquias, tienen una forma de geometría conocida como geometría hiperbólica y la única manera en que se puede modelar esta estructura es por medio del Crochet”, añade.

En los últimos años, los esfuerzos por recuperar estos entornos se han multiplicado alrededor del mundo. En México, investigadores como Paola Rodríguez Troncoso, de la Universidad de Guadalajara, han creado diversos proyectos. Rodríguez Troncoso y su equipo han plantado más de siete mil fragmentos de corales por medio de diferentes técnicas, con una tasa de éxito de más del noventa por ciento.

La bióloga Gabriela Nava menciona en una entrevista: “Ver crecer las colonias de coral que desde hace varios años comenzó a trasplantar en distintos puntos del Caribe mexicano, con el fin de restaurar arrecifes dañados, es como ver crecer a un hijo: sorprendente y mágico.”

Las zooxantelas, algas presentes en los corales, contienen un pigmento llamado clorofila que le da al coral su color verde o marrón. Los corales pueden cambiar de color (azul, violeta, rojo) para adaptarse a diferentes condiciones de luz y temperatura del agua. Es su manera de ser y de relacionarse con su entorno. De hacerse visibles o invisibles a depredadores y amigos.

Artistas contemporáneos reproducen los colores y las formas en diferentes formatos. Courtney Matison, ceramista de California, crea instalaciones monumentales que reflejan la belleza y la frágil existencia de estos ecosistemas amenazados por el cambio climático.

Miami se ha visto habitado por el reflejos de color y brillo, piezas colaborativas que han creado el músico j. d. McKay y el biólogo marino Colin Foord, que proyectan en los grandes edificios de la urbe costera. Video, multimedia, música. Color y forma.

Si bien México es uno de los países más reconocidos por su biodiversidad y recursos naturales, la mala gestión de éstos ha llevado a graves procesos de deterioro.

Versión PDF