Artes visuales

- Germaine Gómez Haro | germainegh@casalamm.com.mx - Sunday, 10 Oct 2021 07:56 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Jorge Yázpik en Zorela Estudio

 

Crear un espacio nuevo en tiempos de pandemia requiere de audacia y aplomo. “Es como dar un salto al vacío, pero hay que reinventarse”, expresa Rosi Zorrilla, impulsora de Zorela Estudio, espacio dedicado al interiorismo y el arte que recién abrió sus puertas en el barrio de San Ángel. Con una trayectoria de veinte años en Querétaro y San Miguel de Allende, donde fundó y dirige la galería Sisal en el Centro de Arte y Diseño La Aurora, y su desempeño a cargo de la galería del Hotel Rosewood por siete años, Rosi se extiende a Ciudad de México e inicia una nueva etapa en un local espectacular en avenida Altavista 95. Zorela Estudio tiene como objetivo combinar de manera integral el diseño de interiores y la creación artística, como lo expresa su fundadora: “Mi interés es que la gente pueda vivir rodeada de objetos hermosos y de arte, de acuerdo a su presupuesto. Me dedico a buscar las piezas que se conviertan en el alma de su espacio.” Zorela Estudio no es una tienda de muebles y decoración sino un proyecto que busca elevar el interiorismo a un nivel de creación artística en el que se contará con la presencia de obras de arte seleccionadas con una curaduría siempre rigurosa. El espacio se inaugura con el trabajo del artista Jorge Yázpik que reúne, bajo el título Un bosque en la ciudad, una selección de esculturas y obras bidimensionales de diferentes períodos.

Tuve el privilegio de visitar al artista en su casa-estudio en la colonia Nápoles donde vive rodeado de sus imponentes esculturas realizadas con toda suerte de materiales, técnicas y formatos, que van desde piezas diminutas hasta obras monumentales. Afable y generoso, Yázpik nos habla de su pasión por las maderas y las piedras, materiales que ha trabajado desde sus inicios, además de muchos otros medios que explora y experimenta con una curiosidad sin límites. En Un bosque en la ciudad se presenta una selección de obras representativas de su quehacer artístico de los últimos años e integra sus características “columnas”, realizadas a partir de troncos de maderas finas que devienen estructuras geométricas que llegan a rebasar los dos metros, obras bidimensionales que se perciben a medio camino entre la pintura y la escultura, y sus pequeñas cajas que combinan pintura, collage y ensamblaje con materiales exquisitos de lo más variopinto. Estas obras de pequeño formato me remiten a los haikús japoneses cuya síntesis formal, como decía Octavio Paz, “obliga al poeta a significar mucho diciendo lo mínimo”. Cautivan de la misma manera las piezas pequeñas que las grandes piedras escultóricas que imponen por su fuerza telúrica. “El microcosmos y el macrocosmos tienen el mismo valor –expresa Yázpik– porque la sensación que tiene un cuerpo físico cuando te acercas a él no es la misma en tu cono visual si te rodea la pieza o si tú la rodeas. Es un juego espacial.” Incansable investigador de formas y materiales, para el artista cada piedra y cada tronco de madera representa una aventura y un aprendizaje: “Tratar de entender la obsidiana me llevó más de cuatro años. Cada material impone su forma de trabajo. Son retos gozosos: hay que dar seguimiento a la forma misma de cada piedra. La madera tiene una veta, tiene una vena y tiene un decir. Los materiales son nobles; hay que respetarlos y negociar con ellos.”

En la obra de Jorge Yázpik el pasado y el presente confluyen en sus formas a un tiempo simples y complejas que de pronto se perciben arcaicas y otras veces se antojan totalmente futuristas. Ecos de las tallas precolombinas resuenan en sus esculturas de jade y obsidiana, en tanto que el misticismo bizantino destella en sus pequeñas cajas de mosaicos en oro y negros. El impacto de la luz es un elemento presente en muchas de sus piezas aderezadas con hoja de oro, y el agua juega también un papel importante como recurso metafórico del reflejo en el espejo. Sus obras son equilibrio y armonía. Un remanso de paz.

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